Marta salió de la estancia, rumbo a la enteada principal. María fue tras ella.
—Señorita. —murmuró.
La rubia se detuvo volviéndose lentamente hacia ella.
—¿Qué sucede María?
—Disculpe, es que quería saber si volverá temprano. Necesito ir a la farmacia y comprar algunos medicamentos que requiere mi hermana.
—No sé si regrese temprano. Pero puedes ir sin problema. Lo único que quiero estar lejos de él. —dijo con pesar.
—Lo imaginé. Hace un momento oí como la señora Laura, le mencionaba cosas algo picantes.
—Tengo que olvidarme de él. No puedo seguir con esto. —afirmó.
La empleada asintió mientras, Marta abría la puerta y salía de la mansión.
Afuera estaba el coche estacionado. Benito bajó y le abrió la puerta. Marta subió al automóvil.
—¿Lista? —preguntó él mientras ella se colocaba el cinturón de seguridad.
—¡Lista! —contestó ella con firmeza, reclinándose en el asiento del coche.
—Me sorprendió que aceptaras mi invitación —refirió él.
—¿Por qué? Eres mi amigo y aunque llev