Mientras Marcos y Laura se acercaban y se reconectaban emocionalmente, la pareja de recién casados disfrutaba en la intimidad de su luna de miel, celebrando su amor con calma y ternura.
—¿Estás feliz? —preguntó él, mientras acariciaba su cuerpo desnudo luego de haber hecho el amor.
—Muy feliz, mi amor —respondió ella mirándolo a los ojos.— Me has hecho la mujer más dichosa del mundo.
Marta cerró los ojos sobre el hombro de Benito, respirando su aroma y sintiendo que no había duda alguna; aquel era su lugar.
Benito, la rodeó entre sus brazos, dichoso de haberla encontrado nuevamente.
—Siempre estuve enamorado de ti —confesó él.
Ella volvió el rostro hacia él, sorprendida con sus palabras.
—Pero si éramos unos mocosos.
—¿Y eso qué? —dijo él— El corazón no tiene edad.
Marta besó sus labios con ternura. La vida le había dado una segunda oportunidad. Una que ella no estaba dispuesta a desperdiciar.
Esa misma noche, la policía irrumpió en la casa de Manuel y se lo llevaron detenido,