El juicio de Lucía, fue un antes y en después en la vida de Laura y Marta. Haber vivido aquella situación trágica seis meses atrás y finalmente darle un cierre a esa etapas de su vida, consolidó en ellas ese lazo que se había rotó en algún momento de sus vidas.
—¿Entonces piensas regresar a tu casa? —preguntó Laura con cierta melancolía.
—Sí, creo que es el momento de seguir adelante con mi vida. —respondió con voz suave y cálida— Aleska y tú deben estar juntas. Sin mi presencia constante.
—¿Y si eso le afecta? —preguntó Laura con preocupación.
—No, por el contrario. Ella debe verle como su tía, no como su madre. Estuve conversando con una terapeuta y recomienda que debo alejarme físicamente por un tiempo.
—Gracias por todo, Marta. Aleska es todo lo que tengo en la vida y es gracias a ti.
Marta sonrió levemente.
—Laura, antes de irme quería pedirte perdón por todo lo que sucedió. Te juro que nunca tuve intenciones de involucrarme con Marcos. Las cosas sucedieron de forma inesper