—¡Laura! —murmuro Lucía, viendo a lo lejos el coche de su hermana hecho un amasijo de hierro.
Permaneció dentro de su auto, quizás esperando ver un trágico final como el que tuvo su madre. Mientras algunos conductores, bajaban de sus autos para socorrer a la chica y al otro conductor involucrado en el trágico accidente.
Rápidamente el lugar se llenó de curiosos. Lucía bajó del coche y se camufló entre las personas para saber lo que había ocurrido con su hermana.
—¡Está viva! —comentó uno de los hombres, mientras verificaba sus signos vitales — Llamen a una ambulancia, joder.
—Qué suerte tienes hermanita —susurró Lucía y se apartó lentamente hasta su coche.
Pronto se escucharon las sirenas de las ambulancias acercándose al lugar. En cuestión de segundos, los paramédicos lograron sacar a Laura del auto y subirla a la ambulancia. Minutos más tarde, la ingresaron en el área de urgencia.
—¿Qué presenta la paciente? —preguntó el médico de guardia.
—Accidente automovilístico con golpe