—No, no. ¡Esto no puede ser! —Laura cubrió su boca con su mano temblorosa.

No podía creer lo que estaba viendo en aquella imagen. ¿Marcos y su mejor amiga besándose? Aunque esa era una prueba suficiente, tomó el sobre y lo esparció por toda la cama. Buscó cada una de las fotos y armó el collage de imágenes como quien arma un puzzle, ansioso de ganar.

Pero en el caso de Laura, no era un triunfo sino una contundente derrota. Su corazón latía con tanta rapidez, su garganta estaba seca y su cuerpo temblaba de forma involuntaria. Presa de los nervios, tomó su computador portátil de encima de la cómoda y colocó el pendrive.

Una parte de su mente, se negaba a creer aquella verdad. La otra, simplemente se ocupaba de llegar al fondo de esa verdad.

“Esto debe ser mentira” “Un montaje de fotos editadas” “alguien que desea hacerme daño” argumentos y excusas que su mente racional creaba para no darle credibilidad a lo que sus ojos veían.

Por otro lado, su memoria iba tejiendo una red de imáge