Luego de dejar a Marta en su casa, Marcos fue hasta su mansión para almorzar junto a Laura.
—¡Amor, llegas temprano! —dijo ella sorprendida, incorporándose del sofá y dejando su notebook a un lado.
Él miró su reloj de pulsera. Efectivamente, aún faltaban algunos minutos para la hora del mediodía.
—Sí, salí un poco antes de la empresa. Terminé de hacer todo temprano.
—Quiere decir que tendremos algunos minutos extras para nosotros —Laura lo rodeó por el cuello con sus manos.
—No, debo volver también un poco antes —respondió él de forma cortante, dejando a Laura desconcertada.
—Quería mostrarte algunos nombres que he estado buscando para nuestra bebé. —murmuró ella— Pensé que podíamos seleccionar algunos de la lista y luego elegir el que más nos guste.
Marcos percibió su desánimo. Levantó su mejilla y sonrió con ternura:
—Podemos hacerlo, ahora. Imagino que Mercedes aún debe estar preparando la comida.
Laura asintió con una sonrisa en sus labios. Ambos tomaron asiento y ella le