Marcos y Laura en medio del furor y el disgusto quedaron paralizados y en silencio.
La primera en reaccionar fue Laura.
—¡Es Marta! —dijo y ambos corrieron hasta la habitación.
Cuando Marcos entró, Marta estaba de pie y un hilo de sangre descendía por su entrepierna.
—Está sangrando nuevamente. Llama al médico.
Él se acercó para ayudarla, pero esta vez, ella no quiso que la tocara.
—No me toques —respondió con firmeza.
Mientras se sentaba con ayuda propia y buscaba acomodarse tal y como el médico lo había hecho horas atrás.
Marcos se apartó de ella, sorprendido por su reacción. Mientras Laura con desesperación intentaba comunicarse con el doctor.
Viendo que la situación había empeorado, tomó la decisión de llamar a una ambulancia. Su amiga estaba a punto de perder el embarazo.
Minutos después, se oyó el sonido de las sirenas de la ambulancia. Mercedes recibió a los paramédicos, quienes con rapidez subieron al segundo nivel y de forma ágil y profesional en cuestión de minutos,