Después de dejar a Marta en la mansión, Benito regresó a la comandancia para ocuparse de su trabajo administrativo.
—Buenas tardes, —dijo la mujer de edad avanzada— Vengo a poner una denuncia por estafa.
—Siéntese por favor.
La mujer se sentó apoyándose de su bastón.
—Cuénteme de qué se trata.
La anciana comenzó su relato. Cinco meses atrás había recibido la visita de un supuesto corredor de seguros, quien le había vendido una póliza de salud por 500mil euros, de los cuales ella había pagado puntualmente en esos meses, pero debido a un malestar fue a la clínica para ser atendida, recibiendo la noticia de que tal póliza no existía.
—Ese hombre me ha estafado —dijo entregándole el documento firmado.
Benito lo tomó y sus ojos se abrieron como platos al ver que se trataba de Ignacio Febres, el mismo hombre que había estado estafando a Marta.
—Ya regreso —dijo levantándose de su asiento y entrando a la oficina del fiscal.
Minutos después, regresó con un documento en la mano.
—Debe