El silencio reinó entre ellos, durante el almuerzo. Marcos continuaba pensativo, mientras Laura fingía estar tranquila.
—Marta debe estar disfrutando con ese nuevo amigo —comentó ella.
Marcos abandonó los cubiertos en la mesa y bebió un trago de agua.
—Sí, posiblemente —respondió parcamente sin mostrar su incomodidad.
—¿Crees que suspenda la boda con Ignacio para casarse con Benito? Así dijo que se llamaba ¿no? —insistió en hablar del tema.
—No lo sé, Laura. Mejor pregúntaselo a ella cuando llegue. —replicó en tono irritable.
—No tienes porque enojarte conmigo. —habló ella.
—Me enojo porque pareciera que el único tema de conversación en esta mesa es Marta. —dijo y se levantó de la mesa de forma abrupta.
—¿A dónde vas? —preguntó ella al ver que se quitaba la servilleta de tela de las piernas y la lanzaba sobre la mesa.
—A descansar. Se me han quitado el apetito. —habló y se marchó sin volver la vista atrás, dejando a Laura con la palabra en la boca.
Laura pensó en levantarse e i