Alina
El bosque tiembla bajo sus pasos. Las sombras se estiran entre los árboles, el viento se carga de un olor a cenizas y sangre. Damon y Kael se enfrentan, sus cuerpos tensos, sus ojos brillando en la oscuridad.
El latido de mi corazón es tan fuerte que pulsa en mis sienes. Damon está frente a mí, su espalda ancha bloqueando mi vista, pero siento su energía vibrar en el aire. Un calor dorado emana de él, pulsando al ritmo de su aliento.
Kael sonríe, sus ojos rojos iluminándose como llamas en la noche. Levanta una mano perezosa y una ola de sombra serpentea a su alrededor, envolviendo el suelo bajo sus pies.
— ¿De verdad crees que puedes vencerme, Damon?
Damon ruge, un gruñido bajo y amenazante. Sus colmillos son visibles bajo sus labios retraídos.
— Si crees que te dejaré tocarla, estás más loco de lo que pensaba.
Kael estalla en risa.
— ¿Crees que puedes protegerla? ¿Cuando ya lleva mi marca?
Mi aliento se detiene en mi garganta.
— ¿De qué hablas?
Kael avanza