Damon

La noche es pesada, densa. El cielo es negro como tinta, desprovisto de estrellas, como si el universo mismo contuviera la respiración. El bosque susurra una amenaza latente, cada crujido de hoja pareciendo anunciar una presencia oculta en la sombra.

Alina duerme en mis brazos. Su aliento es suave contra mi piel, pero siento la tensión en su cuerpo incluso en su sueño. Mi espalda está apoyada contra el tronco de un árbol, mis piernas extendidas, su cuerpo frágil presionado contra el mío.

Su pelo oscuro fluye como una cascada sobre mis brazos. Bajo la mirada hacia ella, observando su rostro delicado en la penumbra. Su frente está perlada de sudor. Su sueño es agitado, como si sus sueños estuvieran atormentados por sombras invisibles.

Mi mano se desliza suavemente sobre su mejilla, apartando un mechón de cabello detrás de su oreja. Ella tiembla y se acurruca un poco más contra mí.

— Alina… murmuro.

Sus párpados parpadean levemente antes de abrirse. Sus ojos brillan en