¿Cómo voy a sobrevivir esta sesión... con él mirándome así?
Amanda llegó al set con la respiración agitada y la botella de champán apretada entre los dedos.
Apenas cruzó la puerta, Clara alzó los brazos, exasperada.
—¡Ya lo ven, ahí está! ¡Por supuesto que no iba a robarse ningunas joyas! —anunció con teatralidad, como si hubiese estado horas tratando de calmar a todo el equipo—. Creí que habías huido a otro continente, Amanda.
Un par de miembros del equipo se giraron hacia ella, algunos con gestos de alivio, otros claramente molestos.
—No es profesional abandonar el set así —dijo el encargado de fotografía, cruzado de brazos—. Si querías sabotear la campaña, casi lo logras.
Amanda, sin aliento, se pasó la mano por el cabello y respondió, tratando de mantener la compostura.
—Necesito irme. No estoy en condiciones de seguir.
Clara se le acercó rápido, bajando la voz.
—¿Qué pasó? ¿Te hicieron algo? Estás pálida, Amanda.
Ella dudó un segundo. Miró la botella en su mano, luego hacia la ventana como si buscara palabras que no dolieran tanto.
—Fui a