(Narrado por Alessandro)
La puerta estaba a un suspiro de distancia. Sus labios casi me rozaban, y el calor de su cuerpo se mezclaba con el mío, haciendo que el aire pareciera demasiado denso. Mi mano todavía descansaba en su cintura, temblando apenas al sentir su perfume mezclado con el mío. Por un instante, todo lo demás desapareció: no existía la mansión, ni la oficina, ni siquiera el mundo que nos rodeaba. Solo ella, su respiración y la mentira que ambos sosteníamos.
Un golpe suave pero firme en la puerta me sacudió del instante, un recordatorio brutal de que no podíamos cruzar esa línea.
—Señor Moretti, tiene una llamada urgente —dijo una empleada desde afuera, con voz firme pero discreta.
Aparté la mirada de Isabella, tratando de recomponer la compostura en un segundo. Su respiración se entrecortaba, y pude sentir cómo su corazón todavía latía con fuerza. Con un gesto rápido le indiqué que se quedara, mientras me acercaba al teléfono.
—¿Quién llama a estas horas? —pregunté con v