Mundo ficciónIniciar sesiónLa pregunta de Damon Kóvach golpeó a Harper como un gancho al hígado, la desarmó por completo y la dejó sin aliento, no por el maletín en sí, sino por la frialdad calculada con la que se había saltado todo lo demás. Él no solo había escuchado, había analizado cada silencio en su confesión.
Damon seguía de espaldas a ella, inmutable en el gran escritorio de ébano, esperando la respuesta.
— Dime una cosa más, Harper. La verdad escurridiza. ¿Estás segura de que el maletín de Montclair no tiene nada que ver con el homicidio? ¿O es que lo has omitido en tu confesión?
Harper se obligó a recuperar la compostura. Sus manos aún ardían levemente por la quemadura del té, una distracción dolorosa que la ayudó a centrarse. Si revelaba el maletín que había estado usando







