Mundo ficciónIniciar sesiónEl Aston Martin negro se deslizó como un espectro por las calles adoquinadas del Barrio Gótico, deteniéndose finalmente frente a la puerta discreta que Lucía recordaba demasiado bien. El motor se apagó, sumiéndolos en un silencio solo roto por su respiración agitada.
—¿Por qué me has traído aquí? —preguntó Lucía, sin mirarlo, sus palabras cargadas de una rabia que empezaba a ceder ante la confusión—. ¿No tenías suficiente con humillarme delante de medio Barcelona? ¿Ahora tienes que seguir con tu... tu secuestro?Damián no respondió de inmediato. Salió del coche, dio la vuelta y abrió su puerta. Cuando ella se resistió a salir, se inclinó y la tomó en brazos con una facilidad exasperante, cerrando la puerta con el pie.—¡Suéltame, Damián! ¡Ya basta! —exigió ella, golpeándole el pecho, pero su fuerza se estaba agotando, reemplazada por un temblor interno.Él cruzó el umbral y la dejó en el suelo con brusquedad en el centro del amplio salón, donde so






