Mundo ficciónIniciar sesiónGio, sudoroso y sofocado, mira a Katerina con expresión maravillada y los ojos llorosos. Todavía siente las corrientes del placer recorrerle la piel y el corazón latirle agitado.
Con una sonrisa tierna, le acaricia el cabello húmedo y le besa todo el rostro de forma hiperactiva.
—Mierda, preciosa, ¡qué rico es hacerlo contigo! Es la primera vez que me siento de esta manera, a la que no le encuentro un nombre, pero que es genial. Me encantas, eres lo mejor que me ha pasado. —Le da un beso en los labios y le limpia las lágrimas que empiezan a brotar de los ojos color miel de su esposa.
—No me dolió... —balbucea ida. Se encuentra en un extraño trance de impresión y fascinación, en pleno proceso de asimilación de la nueva experiencia.
Gio arruga el rostro al escucharla y, aunque teme saber la razón de su aversión a la sexualidad y al coito,







