Mundo ficciónIniciar sesiónEl invierno londinense había llegado de nuevo, pero esta vez no traía consigo frío, sino calma.
Ocho meses habían pasado desde aquella tarde en que el destino —o el azar, o tal vez algo más grande— unió dos vidas que jamás debieron cruzarse, y sin embargo lo hicieron.
La lluvia golpeaba suavemente los ventanales del departamento, llenando el aire de un murmullo sereno. En la sala, Violeta descansaba sobre el sofá, con una manta sobre el regazo y una taza de té entre las manos. Su vientre redondeado se movía con pequeños impulsos, y Liam, sentado a su lado, la miraba con una sonrisa que contenía mil recuerdos.
—¿Sabes? —dijo ella, con voz suave—. A veces todavía me cuesta creer cómo empezó todo esto.
Liam giró la cabeza y la miró con ternura.
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