Liam apareció y la mujer no pudo evitar acercarse a él. Violeta no podía creer lo que su cabeza comenzaba a maquinar. ¿Cómo era posible que Ethan la conociera? ¿Qué se traía en manos? Nada de esto tenía una respuesta clara e Isabela, evidentemente estaba ahí por alguna razón.
¿Por qué Liam no le había comentado que la había contratado? ¿Acaso pensaba escondérselo por siempre?
No entendía era por qué Liam no le había dicho nada.
El aire se volvió espeso, cargado de una incomodidad que no supo disimular. Y cuando él apareció al final del pasillo, con su habitual porte imperturbable y la mirada concentrada en unos papeles, no lo pensó dos veces.
—Liam —lo llamó, con una sonrisa que apenas le salió.
Él levantó la vista, y solo con ese gesto bastó para que todos los murmullos a su alrededor se apagaran.
Violeta caminó hasta él, intentando parecer tranquila, aunque el corazón le golpeaba el pecho con fuerza.
—¿Podemos hablar un momento? —preguntó.
Liam arqueó una ceja, sorprendido, pero asi