La lluvia había cesado esa mañana, dejando el aire con ese olor limpio que siempre le recordaba a comienzos nuevos. Violeta despertó temprano, aún con la sensación del beso que había compartido con Liam rondándole la mente. No quería pensar en ello, no debía hacerlo. Era un error, se repetía. Solo un accidente.
Mientras se vestía, recordó que debían comenzar su “plan”: hacer creíble ante el mundo que eran una pareja comprometida. Aquello sonaba sencillo en teoría, pero la sola idea de fingir amor frente a otros la llenaba de nerviosismo.
Cuando bajó, Liam ya estaba en la cocina, revisando unos documentos con su taza de café en mano. Lucía tranquilo, demasiado tranquilo, como si no cargara el peso de un secreto enorme entre los dos.
—Buenos días —saludó ella, intentando sonar casual.
—Buenos días —respondió él, levantando la mirada. Una leve sonrisa apareció en sus labios—. Dormiste bien.
No era una pregunta. Era una afirmación segura, pero en su tono había una calidez que la d