Fue mucho el tiempo que estuvieron practicando. Si bien, René ya se había recuperado de la fractura, era difícil negar que la recuperación por no usar su mano por más de un mes era algo costoso. Aun así, el se mostró muy positivo para ensayar y usar ambas manos lo mejor que pudiera.
El día del concurso amaneció gris, con un cielo cubierto de nubes que amenazaban lluvia, pero dentro del apartamento la atmósfera era una mezcla de emoción y nerviosismo. El despertador sonó más temprano de lo habitual, y Violeta se levantó de un salto, con la adrenalina recorriéndole el cuerpo.
Había soñado con ese día toda la noche: la posibilidad de ganar, la esperanza de conseguir el dinero para la cirugía de su padre, la oportunidad de demostrar que podía lograr algo grande por sí misma. Pero lo que no se había permitido imaginar era lo que realmente sentía: una mezcla de miedo, ilusión… y ese extraño cosquilleo que le provocaba compartir el momento con René.
En la cocina, el aroma del café se mezclab