La vida en El Silencio había alcanzado una serenidad casi monástica, una paz profunda que era el resultado directo de la limpieza radical de Orion Corp y del triunfo sobre la avaricia del Cronus Group y la amenaza de Aether Dynamics, Elara y Kael se movían en el santuario con una armonía inquebrantable, su amor se había convertido en una frecuencia constante de pura verdad, el único patrón que el bebé percibía, Kael, libre de la mentira, dedicaba sus mañanas a las comunicaciones cifradas de Orion, reforzando la nueva cultura ética, y sus tardes a la construcción de la guardería, la manifestación física del Antídoto Inmortal, Elara, por su parte, pasaba horas en la cámara sensorial, meditando, permitiendo que la Habilidad Despertada se estabilizara con las dosis perfectas de cobalto administradas por Helena, sintiendo el desarrollo tranquilo de su hijo.
Una tarde, mientras la luz del sol se filtraba suavemente a través del bosque, tiñendo la cámara de un oro suave, Elara entró en un es