Mundo ficciónIniciar sesiónElara se sentía como un fraude envuelto en seda, horas después de firmar un contrato que la obligaba a un matrimonio y un embarazo inmediato, estaba en el brazo de Kael, saliendo del hospital para ser recibidos por una docena de cámaras, Kael estaba de vuelta en su silla de ruedas de titanio, su rostro una máscara de estoicismo dolido.
"Sonríe, Elara," siseó Kael, su aliento apenas audible "Demuestra que la señora Orion es fuerte y devota, actúa como si valiera la pena."
Elara apretó su brazo, el desprecio en su voz era el combustible que necesitaba.
La escena se hizo más tensa cuando, abriéndose paso entre los reporteros, apareció Serena Vesta, la ex prometida de Kael y hermana de Elara, Serena, impecable en un traje de diseñador, parecía furiosa.
"¡Kael! ¿Qué significa esto?" gritó Serena, ignorando a la prensa y acercándose a Kael. "Te casas con esta... don nadie, la rata de la familia, después de todo lo que hicimos por ti."
Elara dio un paso al frente, esta era la primera prueba de su papel, la primera oportunidad de contraatacar.
"¿'Hicieron', Serena? ¿O te refieres a 'hiciste'?" Elara sonrió con dulzura venenosa. "Me temo que el señor Orion ha visto la luz, yo soy su esposa, tú eres una ex prometida con planes financieros fallidos, deberías irte antes de que tu presencia arruine el apetito de mi esposo."
Serena echó un vistazo a Kael, buscando apoyo, pero él permaneció inexpresivo, con la mirada clavada en la cámara, Serena, humillada por la prensa y su propia hermana, dirigió toda su rabia a Elara.
"Eres patética, crees que por casarte con un inválido tendrás algo de su fortuna, disfruta de la limosna, hermanita, pronto estarás pidiendo que te la dé a ti también."
Elara simplemente tomó la mano de Kael y la besó suavemente, justo a la vista de los flashes.
"No me hace falta pedir, Serena, ahora soy la señora Orion y en nuestra casa, solo se recibe a los invitados que mi esposo apruebe, adiós."
Esa noche, en la opulenta pero fría mansión Orion, la farsa continuó a puerta cerrada, Elara estaba desempacando en el ala de invitados cuando Kael entró, esta vez caminando con una firmeza que desmentía su acto público.
"Buen trabajo con Serena, fue satisfactorio," admitió Kael, quitándose la corbata, su voz se había suavizado ligeramente.
"Lo fue," replicó Elara "Ella no espera que yo luche, espera que sea la 'esposa humilde' que fui en casa de mis padres."
Kael se acercó al gran ventanal, observando el oscuro jardín "Elara, este matrimonio tiene una regla que va más allá del contrato, no hay sentimientos, tú me das la fachada y el heredero, yo te doy la venganza y tu dinero."
"Lo entiendo, es un Matrimonio por Contrato de alto riesgo."
"Bien, porque tengo que recordártelo, tú eres mi peón, no mi compañera," espetó Kael, volviendo a ser el frío CEO.
Elara tragó saliva. "Eso es fácil de recordar, Kael, lo que no entiendo es... ¿por qué fingir la parálisis? Podrías ser vulnerable, pero no lisiado."
Kael la miró fijamente, y en sus ojos azules había un atisbo de dolor genuino "Cuando tienes una corporación de billones, la debilidad es tu enemigo, pero la compasión... la falsa compasión atrae a los traidores, la parálisis fue la carnada que hizo que Serena y mi junta directiva se movieran con confianza, les di la ilusión de que no podía moverme, pronto, se darán cuenta de que no pude... pero porque estaba ocupado moviendo las piezas en el tablero."
"Una excelente estratagema, el plan de venganza tiene que incluir a Serena robándome las acciones de la abuela y quiero que sufra el escarnio que me hizo pasar a mí."
Kael asintió, su rostro volviéndose más sombrío "He activado la cuenta bancaria con los fondos iniciales y he bloqueado el acceso a tu antiguo hogar, estás bajo mi protección ahora, Elara, pero recuerda: la parte más importante del contrato es el embarazo inesperado, lo quiero en menos de un mes, para asegurar la legitimidad."
Se acercó a ella, su presencia imponente. "La ceremonia de matrimonio real es pasado mañana, esta noche, debes mudarte a mi habitación, no podemos dudar ni un segundo sobre la apariencia de intimidad."
Elara sintió un escalofrío que no tenía nada que ver con el miedo, era la adrenalina del peligro y el juego.
"Antes de eso, Kael," dijo ella, con una calma que no sentía.
Ella caminó hacia su mesa de noche y sacó un pequeño frasco.
"Este es un regulador hormonal, lo he estado usando por prescripción médica, tengo problemas con mi ciclo, si quieres que la parte del contrato se cumpla, debo dejarlo hoy, mi médico me advirtió que puede causar desequilibrios hormonales extremos y mareos, si actúas con tanta prisa, tendrás que lidiar con las consecuencias."
Kael tomó el frasco de su mano, lo analizó, una ligera arruga de preocupación cruzando su frente.
"¿Y si es un truco para evitar el embarazo?"
"Si lo fuera, ya lo sabrás," susurró Elara "Pero si lo que quieres es un heredero, tendrás que confiar en la mujer que te va a ayudar a ganar tu guerra, yo soy la hija adoptada que fue despreciada, pero no soy débil y no me dejaré manipular."
Kael arrojó el frasco sobre la cama, la pequeña botella rodó y se detuvo.
"No te dejaré manipular, Elara, pero esta noche, debes venir a mi cama," dictaminó Kael, con una frialdad que prometía peligro. "Y si en dos semanas no hay señales de nuestro heredero, tendremos que forzar la situación, el tiempo de juego ha terminado."
Él se retiró sin decir una palabra más, Elara se quedó sola, mirando el frasco sobre la cama, había mentido, el frasco no contenía un regulador, sino las pastillas que había tomado religiosamente desde la adolescencia para controlar una habilidad oculta que, si era descubierta, la haría el arma más peligrosa... o el objetivo más fácil.
Elara miró el frasco sobre la cama. Si dejaba de tomarlas, no solo podría quedar embarazada rápidamente... sino que su verdadera identidad, su lado más salvaje, comenzaría a despertar ¿Sería capaz de controlar a la 'reina independiente' que estaba a punto de nacer?







