El día comenzó con una claridad fría. Una de esas mañanas que parecen filtrar las emociones como si todo doliera un poco más bajo el sol.
Kathie llegó puntual a la oficina de Esteban. Llevaba su carpeta en la mano, pero más que eso, cargaba con una mezcla de ansiedad y decisión que la mantenía en pie, firme. Esta vez no se trataba de resistir… sino de elegir.
Esteban la recibió con un café caliente y una mirada directa.
—¿Dormiste algo? —preguntó sin rodeos.
—Poco —admitió ella—. Pero fue suficiente.
Esteban asintió.
—Perfecto. Entonces, escucha con atención. Esta mañana tuve reunión con parte de la junta. Me cuestionaron tu cercanía con Noah y si eso podía sesgar tu criterio. Les