El ascensor se cerró lentamente frente a Noah, pero él no apartó la vista hasta que el reflejo de Kathie desapareció por completo. Se quedó inmóvil unos segundos, como si estuviera midiendo el peso exacto de lo que acababa de ocurrir.
—Reúnan al comité técnico —ordenó de pronto, rompiendo el silencio.
Su tono no admitía demora. Los pocos que quedaban en la sala se movieron con rapidez. Sabían que ese gesto suyo —las manos en los bolsillos, la mirada fija en un punto que nadie más veía— no era casual. Significaba que estaba calculando.
Mientras tanto, Kathie caminaba por la acera de regreso a Montenegro Group, sintiendo todavía la vibración de la advertencia que Noah le había lanzado al oído. No quería admitirlo, pero algo en su in