Sus amenazas no flotaban en el aire; se posaba sobre mis hombros como un peso de plomo, frío e inamovible. Sus palabras —"no toda"— retumbaban en mi cabeza, creando imágenes horribles e indelebles. El olor a podredumbre ya no solo venía del exterior; parecía filtrarse desde mis poros, causando mucho miedo y desesperación

Cerré los ojos, buscando un segundo de fuga en la oscuridad. Pero mis ojos solo vieron a Karla, encerrada, en la misma situación que yo, asustada. Su sonrisa se desvaneció en mi imaginación, su mirada llena de una vida que ahora dependía de una sola decisión.

—¿Por qué? —la pregunta surgió como un susurro desgarrado—. ¿Por qué? ¿A qué viene todo esto? —En el fondo sabía por qué, había muchas personas dispuestas hacer lo que sea con tal de no verme casada con él, eso lo sabía.

La silueta del hombre se detuvo en seco. Se volvió lentamente. Podía sentir su mirada fría, incluso a través de la borrosidad que la cegaba.

—Eso no importa —dijo, su voz perdiendo la pizca de fa