Capítulo 26: Deja a Adrián Han.
—La quiero a ella —ordenó el hombre con una voz áspera y grave que no admitía discusión, señalando a Valeria con un mentón anónimo.
Las palabras flotaron en el aire enrarecido, pesadas y letales. ¿A mí? ¿Por qué? El pensamiento de Valeria era un torbellino de confusión y terror puro.
Fue entonces cuando Karla reaccionó. Su personalidad extrovertida y ferozmente protectora estalló, superando el shock inicial como un volcán. No lo pensó dos veces. Con un grito gutural de rabia y miedo, arrojó la botella que tenía en su mano derecha (la de manzana verde) con toda la fuerza que pudo reunir, directamente hacia la cabeza del líder.
—¡¡CORRE, VAL!! —gritó con una voz que no reconocía como suya, una voz ronca, desgarradora y llena de una urgencia mortal.
La botella giró en el aire como un proyectil torpe y verde. No dio en la cabeza, pero golpeó con fuerza en el hombro del hombre, quien soltó un gruñido de sorpresa y dolor, antes de que el recipiente se estrellara contra el suelo y explotara