Capítulo 34. Temblor.
Shane Robinson.
No importa cuánta gente lo rodee, cuántas risas falsas, copas de champagne y brindis hipócritas tenga que aguantar.
Mis ojos solo buscan una cosa: Ivanna.
Mi Ivanna. Aunque no lo sea. Aunque se burle de la idea.
Ella va en la compañía del hombre que me afecta más de lo que debería tener derecho. Se acercan al otro que me hace hervir la sangre por la manera en que la mira, la toca o la hace sonreír. Me importa poco si los celos pueden estar desencaminados, cómo debería reaccionar a esto que siento llenando todo mi pecho, y haciendo cerrar mis puños.
No me pierdo el momento que se aleja de ellos. Por un segundo se ve desorientada, como si buscara algo. Quiero ponerme en su ángulo de visión y ver cómo reacciona al cruce de nuestros ojos, pero me quedo en el lugar.
La verdad es que no me atrevo a moverme.
Su vestido verde le queda impresionante. Está hermosa. Con ese peinado semi recogido que hace ver su cuello más esbelto, elegante. La abertura en su pierna, el brazo