Extra 3: Amanecer en alta mar.
Shane Robinson
Abro los ojos cuando la luz se cuela por las cortinas mal cerradas. Tardo un poco en ubicarme, pero el calor a mi lado me lo recuerda todo.
Ivy está dormida sobre mí, con su pierna sobre mis caderas y una mano apoyada en mi pecho, tan aferrada a mí a pesar del sueño profundo, que se siente como si le diera miedo que desapareciera.
Eso me hace sonreír.
«Entiendo ese miedo. También lo siento a veces».
La miro unos segundos sin decir nada. Tiene la boca entreabierta y la respiración se escucha tranquila. Está hermosa así, sin nada más que su piel contra la mía.
Me encanta verla así. Me hace sentir en casa.
Una sensación que extrañé por años, cuando a pesar de lo peor, no pude nunca sacarla de mí, de mi mente, de mi cabeza.
No puedo dejar de pensar en todo lo que pasamos para estar acá. En cómo estuve a punto de perderla, y en todo lo que me perdí en esos cuatro años que pasamos separados.
«Esta vez no pienso perderme nada».
Ni una ecografía, ni un antojo en la madrugada, ni