Ivanna Taylor (señora de Robinson)
El vestido me queda diferente.
No porque no sea el mismo estilo de antes, o porque haya engordado unos kilos, aunque sí, claro, estoy embarazada y eso no ayuda, sino porque yo ya no soy la misma.
Me miro en el espejo y no puedo evitar sonreír.
Soy yo, pero no la misma ingenua que temblaba hace años en otro vestido blanco, con miedo a que todo saliera mal, con un nudo en el pecho que no tenía nombre, pero segura de que eso era lo que me haría feliz.
Aquella vez estaba sola, con Shane al final del pasillo y Viena sujetándome la mano como un ancla. Ahora no.
Ahora mi papá está en la sala de al lado, con su traje perfectamente ajustado y lágrimas contenidas que no logró disimular antes, cuando vino a confirmar que él me llevaría al altar.
Shawn corretea por el pasillo, con su pajarita torcida, como suele pasarle a Shane, y un paquete de servilletas en la mano, diciendo que “va a salvar el día” sin que nadie entienda por qué.
Y aquí estoy yo, delante d