Capítulo 51 —Ni medias verdades, ni medias mentiras
Narrador:
La tarde se deslizó entre conversaciones dispersas y silencios necesarios. La mansión tenía esa forma de caer encima como una manta pesada, haciendo que todo pareciera más lento, más espeso, más pensado.
Cuando llegó la hora de la cena, el comedor principal estaba iluminado con luces suaves. El aroma de la comida recién servida llenaba el ambiente con una calidez reconfortante.
Dinorah bajó con ellos, pero apenas Valeria le ofreció sentarse a cenar juntos, Dinorah sonrió con amabilidad y negó con un gesto tranquilo.
—Estoy cansada —dijo —Me adelanto. Cenen ustedes. Mañana seguimos.
Valeria intentó insistir, pero Dinorah no cedió. Les deseó buenas noches con un abrazo suave y se retiró por el pasillo. No parecía huir, pero sí reservarse. Mateo la siguió con la mirada un segundo, como asegurándose de que realmente estaba bien, y luego volvió la atención a la mesa.
Quedaron los tres; Mateo, Luigi y Valeria.
Luigi le sirvió agua