Capítulo 52 —Inteligencia
Narrador:
Esa noche, después de que la mansión quedó en silencio, Mateo salió del baño secándose el cabello con una toalla. Llevaba puesto solo el pantalón del pijama, el torso todavía húmedo y el cuerpo cansado por un día que había sido demasiado largo incluso para él.
Soltó la toalla en una silla y se disponía a meterse en la cama cuando escuchó tres golpes en la puerta. No fuertes, no tímidos. Golpes de alguien que dudaba… pero que necesitaba entrar.
Mateo frunció el ceño y caminó hacia la puerta, la abrió y se encontró con Dinorah.
Ella estaba de pie, con expresión tensa, las manos juntas como si tuviera que contenerse para no apretarlas. Sus ojos oscuros brillaban con algo que no era miedo… pero sí urgencia.
—Necesito hablar contigo —dijo sin rodeos.
Mateo asintió y abrió más la puerta.
—Pasa.
Dinorah entró despacio, sin mirar demasiado la habitación, como si hubiera ido directamente al punto: él. Mateo cerró la puerta detrás de ella y se cruzó de brazos,