Mundo ficciónIniciar sesiónEl apartamento de Demian y Valeria Veira era un estudio en contrastes. Mientras el despacho de Matteo hedía a poder frío y acero, el hogar familiar rezumaba una riqueza más suave y antigua, adornada con arte clásico y pesados cortinajes. El epicentro de su conversación sería la biblioteca, un lugar que alguna vez fue el refugio de Valeria, pero que ahora se sentía como una prisión dorada.
Valentina llegó a media mañana, usando la coartada de discutir un negocio inmobiliario para distraer a su padre, Demian, quien la despidió con un gruñido impaciente antes de encerrarse en su propia oficina. Ahora, la misión de Valentina dependía de la vulnerabilidad de su madre. Valeria estaba sentada en un sillón de terciopelo, con un libro en el regazo que no leía. Su semblante, aunque hermosamente cuidado, llevaba una pesadez que hacía que sus ojos, antaño chispeantes, parecieran cansados y distantes. Valentina: (Avanzando lentamente, sintiendo el peso de la habitación) "Hola, mamá. Papá está ocupado. ¿Te importa si hablamos un momento aquí?" Valeria: (Levantó la vista y forzó una pequeña sonrisa.) "Claro, cariño. Sabes que siempre eres bienvenida. ¿Qué ocurre? ¿Problemas con Dimitri? O, ¿es Alessandro quien te está volviendo loca con sus nuevos proyectos?" Valentina: (Se sentó frente a ella, saltándose las formalidades.) "No, mamá. Es Matteo." El nombre fue suficiente para que el libro resbalara de las manos de Valeria y cayera con un golpe sordo en la alfombra persa. Su reacción fue física, inmediata, y le confirmó a Valentina todas sus sospechas. Valentina: "Mamá, por favor. No me mientas. Sé que viste a Elena. Dimitri la vio. Y sé que esto te está matando. El Matteo dulce... se fue. Y la mujer que lo trajo de vuelta está aquí." Valeria tardó un momento en recuperarse. Se inclinó y recogió el libro, sus dedos temblando ligeramente. Valeria: "No sé de qué me hablas, Valentina. Matteo es el hombre que esta familia necesita. Es fuerte, es despiadado cuando debe serlo. Tu padre está orgulloso. No le busques tres pies al gato. El pasado es pasado." Valentina: "El pasado no es pasado cuando te hace llorar en silencio, mamá. No es pasado cuando mi hermano finge no conocer a la única mujer que amó, y ella huye de él como si fuera a matarla. ¡Y lo peor es que estoy segura de que lo haría, si la fachada de 'Vieri' se rompe!" La voz de Valentina se quebró. Valeria se puso de pie, su rostro pálido. Caminó hacia la ventana, dándole la espalda. Valeria: "Él la amó. Más que a nada. Y ella lo humilló. Lo dejó por ser 'débil'. ¿Qué esperas, Valentina? Que lo reciba con flores? El Matteo de ahora es el hombre que sobrevive. Es todo lo que importa." Valentina: "Él fue a la defensiva, mamá. Se puso la armadura más dura. Y esa mujer... Elena... no actuó por crueldad, sino por terror. Dimitri está investigando, y yo sé que tú sabes algo más. ¿De qué o de quién protegía Elena a Matteo? ¿Qué peligro vio en el clan que la obligó a convertir a mi hermano en un monstruo para salvar su vida? No fue solo la dulzura, fue algo más grande." Valeria se volteó, y en sus ojos se reflejó una mezcla de alivio y una culpa insoportable. Valeria: "Ella vio lo que yo siempre supe: que en esta familia, la bondad se paga con la traición. Que la lealtad es un cebo. Tu padre... él es un gran hombre, pero necesita tiburones para sobrevivir. Y Alessandro es demasiado estable. Tú eres demasiado inteligente. Matteo... Matteo era el corazón. Y un corazón expuesto solo sirve para que alguien lo apuñale. O lo use para conseguir el control." Valeria avanzó y tomó las manos de Valentina con una fuerza inusual. Valeria: "Yo no hice nada, Valentina. Pero me quedé callada. Cuando Elena lo dejó, me sentí... aliviada. Aliviada de que alguien hubiera tenido la fuerza de hacer lo que yo no pude: arrancarle el corazón para que le creciera una piedra en su lugar. Había gente esperando que él fallara, que fuera demasiado noble para el trabajo sucio. Ella le dio la armadura antes de que lo mataran. O peor: antes de que tu padre lo pusiera en una posición imposible de la que no podría salir sin manchar su alma para siempre. Y yo lo sabía. Y no hice nada." La confesión de Valeria fue un golpe, pero confirmó la teoría de Valentina. No era la hermana, era la estructura de poder del clan y las ambiciones de los que esperaban su caída. La Siguiente Generación y la Lección de Vieri Justo en ese momento, la puerta de la biblioteca se abrió con suavidad. Era Aurora, la esposa de Alessandro, y detrás de ella estaba su hijo mayor, Marco, de diez años. Marco, con el nombre del fundador, ya mostraba una seriedad que no era propia de su edad. Aurora: (Con su habitual tono suave y conciliador) "Disculpen. Alessandro me pidió que viniera a buscar unos documentos, y Marco quería saludar a su tía." Pero Marco no se acercó a su tía. Se dirigió directamente a Valeria. Marco: "¿Abuela? ¿Es cierto lo que se rumorea? ¿Que el tío Matteo es El Vieri y que es el más fuerte de todos?" Valeria, secándose rápidamente los ojos, recuperó la fachada. Valeria: "Es cierto, Marco. Tu tío Matteo es ahora el hombre más fuerte y más importante. Es la personificación de la voluntad de esta familia." El pequeño Marco giró su cabeza hacia Valentina. Marco: "Tía Valentina, por eso la señora que lo visitó es tonta, ¿verdad? El tío Matteo es fuerte y nadie le hace daño. Por eso yo lo voy a proteger. Y cuando sea grande, nunca, nunca voy a enamorarme. Porque eso debe ser lo que te hace ser débil y estúpido, ¿verdad? Solo voy a amar a la familia." La declaración infantil y dolorosa golpeó a las tres mujeres. Marco había absorbido la lección más cruel del clan: el amor es la debilidad, la fortaleza es la única lealtad. Valentina sintió un escalofrío. El sacrificio de Elena no solo había cambiado a Matteo; había envenenado la visión de la siguiente generación. Valentina: (Mirando a su madre, con una mezcla de reproche y determinación) "Mamá, esta es la herencia que estamos dejando. Un corazón de piedra. Dimitri está buscando a Elena. Y vamos a descubrir qué o quién planeaba la caída de Matteo. Si ella lo salvó de ser un peón, nosotros lo salvaremos de ser una estatua de hielo." Aurora: (Se acercó a Marco y lo tomó por el hombro, con la preocupación asomándose en sus ojos.) "Marco, ya basta. Tu tío es un hombre bueno..." Marco: "No, madre te equivocas, es el Vieri y El Vieri no es bueno. Es fuerte." Con esa lapidaria conclusión, Marco se dejó llevar por su madre. Valentina se quedó mirando el rastro de la verdad dolorosa que su sobrino había escupido. Su madre, Valeria, se había limitado a asentir. La misión ya no era solo por Matteo. Era por el alma de toda la familia. La fractura de Matteo se estaba extendiendo al resto del clan.






