Capítulo 48 – La red se tensa.
La mansión en las afueras de Houston era un refugio de piedra y silencio, pero esa noche el aire vibraba con una electricidad que hacía crujir las paredes. Gabriela estaba en el despacho del sótano, la habitación blindada donde la luz de la laptop era el único faro en la oscuridad. Sus dedos, firmes pero temblorosos por dentro, tecleaban con precisión. Adrián estaba a su lado, su presencia un ancla, su mano rozando la suya en un gesto que no necesitaba palabras. El calor de su piel era un recordatorio de que, entre toda la venganza, aún había vida. La pantalla mostraba el dossier: nombres de jueces, fechas de pagos, montos en cuentas offshore en Islas Caimán y Panamá. Pruebas parciales, pero letales. Cada línea era una bala cargada.
Gabriela respiró hondo. El peso de los últimos cinco años se condensaba en este momento. Recordó la celda donde la habían encerrado, el olor a humedad, el frío del concreto. Recordó a Fernando riendo mientras firmaba su sentencia. Ahora era su turno.
–Es h