Capítulo 12 – Último aviso.
Narrador.
La mansión Solano amaneció envuelta en un silencio denso, como si las paredes supieran que algo estaba a punto de estallar. Fernando llevaba horas encerrado en su despacho. No había dormido. No había comido. Solo caminaba en círculos, intentando entender en qué momento su vida se había desmoronado.
El reloj marcaba las nueve cuando Luis, su asistente, entró con un sobre en la mano y el rostro desencajado.
—Señor, acaba de llegar esto del tribunal —dijo en voz baja.
Fernando se lo arrancó de las manos. Rompió el sello con un gesto brusco y comenzó a leer. La furia le subió de inmediato a la garganta. Era una notificación judicial: una citación por fraude y malversación de fondos. Tenía quince días para presentarse ante el juez.
El papel le temblaba entre los dedos.
—¡No puede ser! —gruñó, lanzando el sobre contra la pared.
Luis dio un paso atrás. Ya había visto ese rostro antes: el de un hombre al borde del colapso.
Fernando agarró su teléfono y marcó el número del banco suiz