No fue la pregunta tan detallada lo que le detuvo el corazón, sino ese tono jocoso y hasta receloso del hombre a su lado lo que la puso nerviosa. ¿Por qué le hace ese tipo de preguntas?
―Señor Marchellus. ―Su nerviosismo complació a Aiden. ―Le agradezco mucho que me haya ayudado con lo del energúmeno ese, pero esto no le da derecho a indagar en mi vida privada. ―Aiden desvió la mirada hacia ella, pero Osiris rápidamente empujó su mejilla para que mirara el camino, ese contacto fue electrizante para ambos. ―Si estoy aquí, en su auto con usted, es solo porque no me dio opciones y además porque me obligó a trabajar para usted.
―¿Te obligué? ―Aiden enarcó una ceja y actuando como el necio que es la miró descuidando el camino. ―Qué feas palabras, señorita. ―Río burlón. ―¿Entonces? —Insistió. —Ese niño inteligente, guapo, elegante y bien parecido, ¿No tiene un padre?
―Sí, sí lo tiene y no es de su incumbencia. ―Aiden quería soltarle tres verdades, pero simplemente respiró profundament