Osiris se sentó, tenía los pies adoloridos, pero estaba satisfecha de como habían salido las cosas. Los niños se divirtieron muchísimo, las cuidadoras no fueron la excepción y todo salió justo como lo había visualizado.
―Majestad. ―Una de las cuidadoras le tendió una taza. ―Tómese el té, eso la relajará un poco. ―Osiris con una sonrisa lo aceptó.
―Qué rico. ―Jadeó al darle un sorbo al líquido caliente. ―Gracias. ―Cerró los ojos para disfrutarlo más. ―No creí que tardaríamos tanto.
―Bueno, teníamos un montón de actividades. ―Caroline rio. ―Tantas que incluso los ancianos y las mujeres se unieron. ―Miró al frente. ―Esto es un sueño. ―Negó sintiendo su corazón lleno. ―Formar parte de esto me da tanta visión.
―Sí. ―Mami Chuy la miró. ―Ayudar a los demás siempre deja esa sensación de paz y satisfacción. Además de los deseos por hacer más y más. ―La mujer dejó la taza de lado. ―Mi niña no pudo hacerlo mejor. ¡Es toda una ciudad para personas que lo necesitan!
―Ya basta. ―Osiris se