―Dime, Matt. ―Aiden lo miró con intensidad y ese brillo burlón que denigraba más al hombre frente a él. ―¿Ya tienes una respuesta que darme? ―Matt lo miró en derrota, deseando que lo dejaran en paz de una vez por todas. ―Te lo he dicho, tu miseria terminará el día que mueras y pretendo mantenerte con vida hasta viejo. ―Ladeó la sonrisa por las lágrimas que se forman en los ojos de quien en su momento le hizo daño.
―¿Por qué no me dejas en paz? ―Preguntó desesperado rompiendo en llanto, quebrándose como siempre. ―¿No te ha bastado dejarme de esta manera? ¡Mírame! ―Se señaló con impotencia. ―Ni siquiera puedo caminar, me golpean todos los días, me hacen pasar hambre y vienes aquí a burlarte de mí. ―Aiden le dio un puñetazo.
―Vuelves a hablarme de esa manera y yo mismo te dejaré sin lengua. ―Lo había visitado para terminar con todo y a la vez desestresarse y hacer que alguien pagara lo cabreado que está por pelear con su mujer, no para que el imbécil se envalentonara. ―Mike, quiero t