Osiris abrió los ojos y al tantear el lado de su esposo suspiró pesadamente. Últimamente despierta sola y quisiera creer que duerme de más por culpa del embarazo, pero el caso es que siempre es muy pronto y él ya no está.
Al mirar el reloj resopló, son pasadas las siete de la mañana, ahora no lo puede culpar, ella se ha quedado dormida. Poniéndose en pie molesta porque su esposo no tuvo la decencia de despertarla, se metió inmediatamente al baño.
Se supone que es la reina y ella debe tener una estricta rutina que seguir y parece que su esposo es muy indulgente solo porque está embarazada. Al mirarse al espejo frunció el ceño, tiene todos los pechos marcados.
―¡Te voy a matar, Aiden! ―Gruñó al recordar la noche. Le dijo claramente que no la marcara por el vestido que usaría. ―¡Eres muy territorial! ―Protestó caminando a la ducha.
―Majestad. ―La mujer que se encarga de ella tocó suavemente la puerta del baño. ―Le he puesto la ropa sobre la cama, el desayuno está listo y esperand