Christian agrandó la sonrisa al escuchar esa respuesta, no importaba lo seguro que estaba él de que sería un sí, solamente lo emocionó mucho.
—Yo los declaro, marido y mujer. —El padre sonrió y las personas se pusieron felices por la reciente unión. —Puede besar a la novia. —Christian miró los labios de Ana, solo una vez los había besado y ella no le permitió que lo disfrutara, así que la oportunidad por supuesto la aprovecharía a lo máximo.
—¿Debería decir que yo me opongo? ―Todos miraron hacia atrás y Gabriel, que estaba a nada de besar a su ahora esposa, gruñó de mal humor. ―¿O ya es muy tarde? —Ahora Gabriel no pudo ignorar aquello, él miró a un lado y se asombró grandemente.
—¡Hijo de perrä! —Gritó colocando a Ana tras de él, ella no dejaba de llorar. —¿Cómo Llegaste aquí? —Cuestionó furibundo. —Has venido a buscar tu muerte, ¿Lo sabes cierto? —La risa burlesca del recién llegado tensó a todos.
—Digamos que tus hombres están bajo control. —Señaló a Ana. —¿Te ha dicho ella