Ana abrió los ojos y suspiró, siente que no ha descansado absolutamente nada, ver a su hombre a su lado le hizo recordar que pelearon antes de dormir y no la hizo suya como lo prometió. Quitándole las sábanas con cuidado sonrió, verlo completamente desnudo la estremeció por completo.
Aquellas cicatrices en su cuerpo siempre le han llamado la atención, ¿Qué tanto vivió él en el ejército para tener su cuerpo tan marcado? Lamiendo sus labios evitó acariciarlo para que no se sorprendiera, si algo aprendió en terapia es que a un ex militar no se le puede sorprender.
―Animal. ―Lo llamó en voz alta. ―Despierta, quiero montarte sin que me avientes al suelo. ―Rió, al recordar la primera vez que lo trepó dormido, un solo empujón la envió bastante lejos.
―Aaarrrggg. ―Kalen gruñó. ―Nena, te dejé en paz como querías, ¿En serio me vas a despertar para pelear más? ―Abrió los ojos. ―La única manera en la que quiero pelear contigo es follándote y… ―El beso lo calló al instante, Ana estaba muy arrep