Kalen se congeló al escuchar esa voz, él ni siquiera deseaba girar, pero se obligó a hacerlo. Ver a la pelirroja frente a él lo impresionó demasiado, ¿Qué hacía ella ahí? Lo único que tenía claro es que ella había logrado rastrearlo.
―Caroline. ―Dijo un poco descolocado por la presencia de la mujer. ―¿Qué haces aquí? ―Quiso saber un poco confundido.
―¿No podía venir a verte? ―Agrandando la sonrisa saltó a sus brazos. ―¡Amo dejarte sin palabras! ―Expresó antes de besarlo.
―Y yo amo romper huesos. ―Ana de un empujón la tiró por los tres escalones que daban al estacionamiento. ―Da un solo paso, Kalen Grimaldi y conocerás un infierno peor al de la milicia. ―Kalen dejó el paso a medio dar, él ni siquiera se movió a pesar de que la mujer en el suelo los mira perpleja.
―Tormenta, no es lo que piensas, ella…
―Así que esa es la zörra que te destrozó el corazón. ―La mujer adolorida por la fuerte caída se puso en pie, ese dolor no es nada comparado a lo que vivió estando en el ejército. ―¿S