Ana respiró hondo, ella miró el techo por unos segundos y deseó quedarse en cama. Habían llegado hace una semana, sus amigos se marcharon y todo volvió a esa normalidad a la que tanto le teme.
Su amiga era la que no la dejaba deprimirse y ahora no está, aunque debe aceptar que Kalen ha sido una pieza fundamental para no caer en ese abismo oscuro y solitario, a pesar de que Chris está presente, el padre de su hija no la ha dejado sola.
Sentándose en la cama cerró los ojos, había llegado la hora de cambiarle el apellido a la niña, ella está realmente feliz, pero el saber que tarde o temprano todo explotará y los focos estarán sobre ellas le aterra. ¿Qué no dirán las personas por solo ser un chef? No puede olvidar la situación por la que pasó Osiris cuando se unió ya la familia real.
―Buenos días. ―Gritó desde el pasillo, ella no puede dejarse llevar y arruinarle la felicidad a su hija. ―¿Dónde está esa brujita que me aseguró despertaría antes que yo? ―Entrando a la habitación de su