CAPÍTULO 112. Engranajes ocultos.
Capítulo 112
Engranajes ocultos.
La puerta principal del apartamento de Diego se cerró detrás de Isabela con un golpe seco que resonó como un compás marcando el inicio de otra maniobra. Gabriel se quedó unos segundos más en la entrada, observando a Diego con esa calma afilada que habitualmente precedía a las preguntas importantes.
Diego, sin embargo, ya no era el hombre dueño de la sonrisa fácil, como en los días anteriores; su mandíbula vibraba levemente y sus manos buscaban una estabilidad que no existía.
—¿Qué te pasa? —preguntó Gabriel, y la voz no ocultó del todo la tensión.
Diego intentó pasar saliva, quiso recomponer el gesto y falló. La mirada se le iba hacia la puerta de la habitación donde, apenas unos minutos antes, Valeria había ocupado el espacio con su presencia como si de una tormenta se tratara.
No sabía como disimular, la respiración contenida, el brillo febril en los ojos. Era, en definitiva, la certeza de que alguien se movía con rapidez bajo la superficie.
—No h