Eleanor se puso de pie en medio del vestidor, su corazón latía al ritmo de la alarma que había sonado en la oficina de Isaac, a cientos de kilómetros. El mensaje de su hermano había sido una sacudida brutal.
« Cuídate hermanita, están detrás de ti y de tu marido, ¡No confíes en nadie! ¡Huye antes de que sea demasiado tarde! ».
El Halcón, su marido, estaba a sólo unos metros de distancia siendo atendido por un médico que Amir había traído. Había quedado herido después de la confrontación con Zeina, pero ella era la que se había llevado la peor parte.
— ¡Él me odia! ¡No confía en mí! — Susurró con la voz ronca producto de las lágrimas que corrían por su rostro — ¡Y yo como una estúpid@ hice lo que juré no hacer! ¡Me enamoré de él!
Eleanor miró a su alrededor con el corazón roto, el lujo del penthouse le recordó un pensamiento que tuvo cuando llegó por primera vez, cuando pensó que ese sería su hogar.
— ¡Este penthouse es una maldit@ jaula! ¡Siempre lo fue! — Gritó con frustración mientra