El sedán continuó su camino por el sendero boscoso, el silencio a bordo ahora roto por la respiración entrecortada de Elena y la punzada de preocupación que sentía por Lucas. La mancha de sangre en su hombro se extendía lentamente, un recordatorio vívido de la brutalidad de la que habían escapado. A pesar del peligro inminente y la huida constante, la revelación sobre el pasado de Lucas había abierto una grieta en el muro que él había construido, una conexión que, por primera vez en años, los acercaba.
-Lucas, tenemos que parar -dijo Elena, su voz urgente -Tu hombro... está sangrando.
Él no la miró. Sus ojos seguían fijos en el camino, su rostro tenso.
-No podemos.
-Pero te van a desangrar -insistió Elena, la ansiedad creciendo en su voz -Necesitas un botiquín, algo para limpiar la herida.
-Es solo un rasguño -Lucas la interrumpió, su voz plana, desprovista de emoción. Pero Elena notó un ligero temblor en sus palabras, un indicio de que la herida era más seria de lo que él admitía.
-U