Mundo ficciónIniciar sesiónMientras Luciana ejecutaba su prueba de fuego, Dario se encontraba en el ala de invitados de la opulenta mansión de Gioirgo, la tensión acumulada le impedía sentarse.
Dario Ferraro estaba sentado en el sillón de cuero de la sala de estar del ala de invitados de Giorgio, con los pies en alto y un libro abierto sobre el regazo que no leía, escuchaba el silencio, era un silencio caro, amortiguado por el mármol y las cortinas pesadas, el tipo de silencio que solo los cobardes compraban.
Desde la partida de Luciana, su ansiedad se había disparado, no confiaba en Giorgio, pero tampoco podía permitirse malgastar la ventaja de un refugio temporal en un barrio tan exclusivo y lejos de los ojos de los mirones.
Dejó el libro y se puso de pie, sintiendo el peso de una Glock 17 de fabricación militar en su cinturón, un ar*ma más fiable para el combate urbano que la usaba en la finca.
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