Mundo de ficçãoIniciar sessãoSophie no dormía.
Daba vueltas en la cama, escuchando el sonido de la tormenta mezclado con los pasos apagados que venían del otro extremo del penthouse. Sabía que era Damien. Sabía que él no dormía tampoco.
Abrió los ojos, fijando la vista en el techo. Su cuerpo aún lo recordaba. El roce de sus manos, el calor de su respiración, la forma en que su voz se quebraba cuando bajaba la guardia. Cada recuerdo la agitaba más.
Se levantó y caminó hasta la ventana, apartando ligeramente la cortina. Desde allí podía ver un reflejo del despacho. Las luces seguían encendidas, y la silueta de Damien se dibujaba en el cristal, inmóvil, con los hombros caídos.
Por un instante, sintió el impulso de ir hacia él. De abrir la puerta y cerrar la distancia que los separaba. De rendirse al deseo que la consumía.
Pero no lo hizo.







