82. El día después
La luz entraba de forma tenue por entre las rendijas de la ventana.
Era temprano. El día aún no había despertado del todo, pero el cielo comenzaba a cambiar de tono, tiñéndose con esa claridad azul pálido que anuncia el alba. Dentro de la cabaña, todo estaba en silencio, salvo el leve crujido de la madera al expandirse con el cambio de temperatura.
Raven abrió los ojos sin sobresalto.
Su cuerpo estaba tibio, arropado, tranquilo.
Y lo primero que sintió no fue angustia. Ni culpa. Fue… presencia.
Kiara dormía junto a él, de lado, con el cabello suelto desordenado sobre la almohada. Su rostro estaba relajado, sin tensión en la mandíbula ni preocupación en las cejas. Respiraba profundo, con esa calma que solo tienen quienes saben habitar su propio mundo sin que este les duela a cada paso.
Raven la observó en silencio.
No era la primera vez que despertaba junto a alguien.
Pero sí era la primera vez que no sentía el impulso de alejarse.
Se quedó así unos minutos, escuchando la respiración d