Subtítulo:
“Cuando la verdad se oculta, la traición se abre paso.”
El amanecer despuntaba con una luz tenue, apenas filtrándose entre las copas de los árboles, como si el bosque mismo despertara con cautela tras la tormenta nocturna. La tierra aún olía a humo y cenizas, y el aire cargaba una mezcla de fragilidad y amenaza latente. Kael avanzaba hacia la cabaña calcinada con paso firme, aunque sus hombros parecían llevar el peso de un mundo que amenazaba con derrumbarse.
Ariadna lo esperaba cerca del borde del claro, con los brazos cruzados y los labios apretados. La marca en su piel ardía con un fuego que no cesaba, recordándole que la batalla que libraban no era solo externa, sino también interna.
—¿Qué hemos perdido, Kael? —su voz era baja, cargada de tristeza y rabia contenida.
Kael la miró fijamente, sus ojos reflejando determinación y dolor a partes iguales.
—Más que una cabaña. Hemos perdido confianza. Y cuando eso sucede, la manada se vuelve vulnerable.
Un crujido entre los ár