Subtítulo:
“Cuando intentas romper un vínculo verdadero, solo avivas su fuego.”
La noche cayó espesa sobre la cabaña. Afuera, el bosque respiraba en calma, pero dentro de la marca el aire estaba cargado de una electricidad que no pertenecía a ninguno de ellos.
Ariadna sintió el cosquilleo primero: un roce en su mente, como si alguien soplara dudas muy cerca de su oído.
¿De verdad te dice todo? ¿Y si te oculta cosas?
Kael, a su lado, tensó la mandíbula. Él también lo sintió.
¿Confías en ella tanto como dices? ¿Y si su destino no es contigo?
Darius sonrió en la oscuridad de su guarida, los ojos cerrados, la piedra azul del brazalete ardiendo en su palma. Lo que no previó fue la reacción. En vez de apartarse, ellos se buscaron.
Ariadna, con la respiración agitada, tomó la mano de Kael y la llevó a su vientre, donde la vida crecía.
—No dejes que entre —susurró.
—No lo hará —respondió Kael, su voz grave, vibrando como un rugido contenido.
Entonces el deseo se encendió, no como capricho, s